Ellen Newbold La Motte nació en Louisville, Kentucky, en 1873. Pasó sus primeros años en Kentucky con sus padres Ferdinand y Ellen La Motte. En la década de 1890 su padre tuvo dificultades comerciales y Ellen se fue a vivir con su primo Alfred I. du Pont en el Valle Brandywine de Delaware.
En Delaware, Ellen vivió la muy cómoda vida de una «chica de sociedad de Wilmington». En 1898, sin embargo, decidió asistir a la Escuela de Formación de Enfermería de Johns Hopkins. La enfermería no era una elección de estilo de vida típica para una joven de su estatus social. Su biógrafa, Lea Williams, señala que La Motte experimentó un conflicto con su familia por esta decisión y aplazó su admisión durante seis meses debido a las demandas familiares.
El aplazamiento de seis meses no hizo nada para hacerla cambiar de opinión. Después de su graduación en mayo de 1902, desempeñó el trabajo de enfermera supervisora en el hospital Johns Hopkins, pasó un tiempo como enfermera privada en Italia y ocupó un puesto en el Hospital St. Luke en St. Louis, Missouri.
En 1905 regresó a Baltimore para trabajar para la Asociación de enfermeras visitantes instructivas (IVNA) como enfermera de tuberculosis. Se convirtió en una autora y conferenciante muy respetada en el campo de la salud pública, donde se le reconoce como la primera en identificar la necesidad de separar los casos avanzados de tuberculosis de la población general. En diciembre de 1909, La Motte fue elegida para dirigir la recién formada División de Tuberculosis del Departamento de Salud, donde se convirtió en la primera mujer en ocupar un puesto ejecutivo en la ciudad de Baltimore. En ese puesto supervisó a 14 enfermeras que brindaban educación sobre la enfermedad y atendían a pacientes con tuberculosis.
Como enfermera de salud pública, La Motte creía que proporcionar el voto a las mujeres ayudaría a promover la salud pública y el bienestar de la sociedad. Esta creencia la llevó a involucrarse en la muy activa red de sufragio de Baltimore. En 1913 los periódicos anunciaron su plan de unirse a las sufragistas británicas como activista y periodista; sus artículos para The Baltimore Sun reflejan ingenio y admiración por la militancia de las sufragistas. Ese mismo año se trasladó a París, fue autora de un libro de texto sobre enfermería contra la tuberculosis y forjó una profunda amistad con la escritora de vanguardia y expatriada de Baltimore Gertrude Stein. Entonces comenzó la Gran Guerra.
Ellen fue una de las primeras enfermeras americanas voluntarias para asistir y tratar a los soldados. En Bélgica sirvió en un hospital del frente francés, junto a Mary Borden, y describió en su diario los detalles y horrores que presenciaba a diario. Más tarde, convirtió dicho diario en el libro ‘The Backwash of War’ (1916).
Retirado de la venta inmediatamente en Inglaterra y Francia, la desgarradora descripción de La Motte de las condiciones de la guerra fue aclamado en Estados Unidos y se vendió lo suficientemente bien como para merecer cuatro ediciones en dos años. Un crítico de Los Angeles Times lo calificó como «el primer retrato realista detrás de las líneas de batalla». El libro circuló hasta que la editorial tuvo que retirarlo debido a La Ley de Espionaje de 1917, que censuraba los materiales que pudieran «avergonzar u obstaculizar al gobierno en la conducción de la guerra».
Después de la guerra, Ellen dejó Europa para hacer una gira por Asia con Emily Crane Chadbourne, una heredera estadounidense divorciada y coleccionista de arte que había estado viviendo en París. Se habían convertido en pareja durante la guerra y permanecieron juntas hasta la muerte de La Motte. Su relación era reconocida por algunos, considerada una estrecha amistad por otros. (La mordaz novelista inglesa Evelyn Waugh, que las conoció en Etiopía en 1930, las llamó «dos damas formidables» a las que «una larga compañía había hecho… casi indistinguibles»).
En el viaje a Asia La Motte se dio cuenta de que Inglaterra y otras potencias coloniales estaban forzando el cultivo, la fabricación y la venta de opio en sus colonias. Entre 1919 y 1934, escribiría seis libros y docenas de artículos sobre los males del colonialismo y el comercio del opio, encabezaría una campaña internacional contra el opio y desempeñaría un papel clave en las conferencias de la Liga de las Naciones sobre el comercio.
En 1936, le dice a Gertrude Stein por carta: «No he escrito desde hace un tiempo… no parece que tenga ganas. ¿Quién quiere oír hablar del opio en estos tiempos difíciles? La Bolsa de Valores me quita tiempo… y me da un buen rendimiento. Me estoy divirtiendo mucho con eso«. La Motte comenzó a administrar sus asuntos financieros, ganando más de 1 millón de dólares en el mercado en las décadas de 1940 y 1950. Y en 1959, ya a sus 85 años, La Motte jugó un papel clave en la revitalización de la venerable Crane Company, fundada por el padre de su pareja Emily Crane Chadbourne en 1855.
Investigadores han especulado que La Motte fue una fuerte influencia en el estilo de escritura directa y sin adornos de Ernest Hemingway a través de la mentoría de Gertrude Stein. La Motte fue la primera, y fue mucho más audaz que los escritores de posguerra, corría un riesgo mucho mayor porque escribió durante la guerra, no después de la guerra cuando la desilusión ya se había instalado. Escribió en un momento en que era absolutamente inaceptable criticar la guerra. No solo era más valiente y audaz, era la innovadora. Les estaba mostrando el camino.