“Cuando se considera el progreso que se ha hecho en la física en los últimos diez años, uno se sorprende ante el avance que ha tenido lugar en nuestras ideas relativas a la electricidad y la materia. »
La mujer pálida y esbelta, vestida totalmente de negro, cuya voz suave y clara llena el anfiteatro de física, es Marie Curie, la primera mujer catedrática de la historia, la primera mujer profesora de la universidad de la Sorbona. Su conferencia inaugural, el 5 de noviembre de 1906, fue un gran evento: junto a los estudiantes de la universidad se agolparon periodistas y curiosos, burgueses y aristócratas. Recibida por un largo aplauso, Marie Curie comenzó su curso explicando la teoría de la radiactividad, la obra de Becquerel y sus consecuencias, citando a «Monsieur Curie» y su investigación trágicamente interrumpida.
“Terminó su clase, y después de haber dado una visión del pequeño resplandor azul del radio, Madame Curie se retiró como había aparecido, modesta y sencilla, insensible a los aplausos y ovaciones de su público”, relató con admiración L’Illustration. Los demás periódicos no se quedaron atrás. Le Figaro dedicó un completo artículo y Le Journal vio este día como una gran victoria para el feminismo.