Yolande de Baye fue la primera mujer en recibir la Legión de Honor por sus servicios en la Gran Guerra.
Su padre Joseph Berthelot, barón de Baye, era un apasionado de las relaciones franco-rusas y la prehistoria. En el verano de 1914, se encontraba en Rusia para realizar excavaciones arqueológicas. Por extraño que parezca, usa la guerra como excusa para no regresar a su hogar y se mantiene alejado de su familia durante la duración de las hostilidades. Mientras, su esposa —de soltera Marie Oppenheim—, y su hija Yolande, están totalmente dedicadas a los heridos de la gran guerra. Al inicio de la contienda se presentan voluntarias en el Hospital 95 bis situado en el Grand Hôtel de Biarritz, y más tarde deciden organizar su propia fundación destinada a crear o subvencionar nuevas ambulancias. Yolande utiliza el dinero de su dote para hacerlo.
La baronesa de Baye y su hija Yolande permitieron así la creación de varias ambulancias, incluidas las que trabajaban en Vitry-le François, Dugny y Souilly …
En Vitry, Yolande dirige una formación sanitaria anexa al ejército. Esta formación atiende a los heridos de la ofensiva de Champagne del 25 de septiembre de 1915, y cuenta con un equipamiento quirúrgico avanzado adquirido por la fundación Baye. Además, Yolande organiza un equipo de enfermeras contratadas por ella y totalmente a su cargo.
De la misma forma, en 1916 y 1917, asegura el funcionamiento de otra gran formación sanitaria que trata a los heridos graves en Dugny, Souilly y Deuxnouds-devant-Beauzy, utilizando para ello buena parte de su fortuna familiar.
En Agosto de 1917, las formaciones de Dugny reciben un bombardeo casi diario. El 18 de Agosto la caída de proyectiles se intensifica. Las enfermeras se refugian en una trinchera de abrigo excavada entre los barracones de la formación, todas llevan la cabeza cubierta con sus cascos protectores, a excepción de una de ellas, que lo ha olvidado en su barracón dormitorio. Yolande se da cuenta y le entrega su propio casco. Un obús cae y explota sobre la trinchera acabando al instante con la vida de tres de las enfermeras. Otras cinco son heridas de gravedad. Yolande es alcanzada en la frente por una pequeña esquirla de metralla. Tras unos días de recuperación en la que se teme que pueda perder la vista, se recupera plenamente.
Es en esos días de recuperación cuando recibe la Legión de Honor de manos del General Pétain e incluso tiene el honor de recibir la visita del presidente Poincaré, quien acude a visitarla a su cama de hospitalización.
Anécdota: Yolande tuvo amistad personal con el general Pétain a lo largo de todo el conflicto. Pétain parecía sentir una gran admiración, casi afecto, hacia ella. Yolande incluso llegó a hacer de chofer del general en varias ocasiones y este hecho no dejó de generar chismes en la prensa sobre la naturaleza de sus relaciones, hasta el punto de que incluso se rumoreó que iban a contraer matrimonio, hecho que ambos negaron.
En 1918, mientras continuaba al frente de la dirección del hospital de Souilly, Yolande y su equipo apoyaron las ofensivas franco-estadounidenses en la región de Verdún. Como conocía muy bien el idioma inglés, fue de gran ayuda para colaborar con las ambulancias estadounidenses para tratar a los soldados afectados por gas, una condición en la que el servicio de salud estadounidense no tenía experiencia.
Agotada por los esfuerzos de la ofensiva, pocos días antes del armisticio, Yolande desarrolló pleuresía (seguramente una complicación de haber contraido la gripe española) que la obligó a mantenerse en cama durante varias semanas. En el último año de la guerra, Yolande se había comprometido con el oficial Edmond Rostand, pero no tuvo la oportunidad de formar una familia con él porque Edmond murió de gripe española el 2 de diciembre de 1918.
Una vez recuperada del todo, Yolande continuó dedicándose a los soldados de las tropas de ocupación francesas en Alemania. Con su madre fundó una cantina militar en Saarbrücken que equipó con una sala de espectáculos. De vuelta en París en 1920, Yolande regresó a vivir con sus padres en su mansión en la Avenue de la Grande Armée.
Luego dividió su tiempo entre actividades literarias y el apoyo a las viudas de guerra. En el osario provisional del campo de batalla de Verdún en Thiaumont, el periodista Achille Liégeois testificó en «Le Journal» del 29 de octubre de 1920 de su presencia consoladora para las innumerables mujeres que habían perdido un marido o un hijo.
A pocos pasos de la granja Thiaumont, se levanta un osario. El osario está al cuidado de Mademoiselle de Baye. Como ella misma relata: “cada día se suceden las visitas… siempre las ropas de luto, siempre las viudas negras, siempre los rostros en llanto… Una veintena de pobres ataúdes contienen los restos, la indicación de los lugares donde fueron exhumados… A veces, cansados de investigar y comprendiendo la inutilidad del doloroso sacrificio que hicieron por Francia, una viuda o una madre se dirige a mí: «Ah, sollozo – se nos dijo que había caído en Fleury… Pero no lo hemos encontrado… ¡Qué desastre! Dado que un destino piadoso reúne en un mismo ataúd a los camaradas asesinados en Fleury, es por eso que rezaremos por ellos… Y las desdichadas se arrodillan ante estos compañeros «desconocidos» pensando que pueden ser sus maridos o sus hijos…»
Yolande también fue presidenta de la sección del distrito 17 de la Unión Nacional de Combatientes y presidenta del comité central de los distritos 8, 16 y 17 de la Société de la Légion d’Honneur. Junto con su madre, también participó en la financiación de la vidriera de Douaumont dedicada a las enfermeras.